¿Tuiteros y seguidores inmortales?
POR HUGO MORENO
El mundo
digital no es tan intangible como el alma y los sueños; vivir en él tiene
efectos que forman parte de una realidad física o, en este caso, análoga en la
sociedad.
Y aunque hoy
existen numerosos casos que ilustran lo anterior como los recientes
encarcelamientos de personas en la India, China y Gran Bretaña por expresar sus
opiniones, el creciente índice de
divorcios a causa de informaciones publicadas en Facebook, o
el nacimiento de personajes y celebridades muy influyentes en múltiples ámbitos políticos, sociales,
culturales y económicos en el planeta, entre otras evidencias, ocurre que en la
actualidad algunos creen que generar una página web o un perfil social en
internet es un acto de ilusionismo o magia para aparecer y desaparecer,
aparentemente sin consecuencias ni responsabilidades.
De ahí que el
abandono de las cuentas de redes sociales sea una realidad cotidiana en empresarios,
artistas, políticos y ciudadanos, entre otros, ignorando que la personalidad o
figura social creada en internet es igual de importante y parte integral que la
que tienen presencialmente. Y si bien esta realidad puede ser difícil de
entender en la gente o ciudadanos comunes que evitan leer la “letra chiquita”
de los contratos firmados cuando se dan de alta sitios o cuentas sociales,
sorprende que gobiernos e instituciones y, a veces empresas y organizaciones,
aún no logren comprender que a estas alturas del desarrollo tecnológico y
sociopolítico del mundo, necesitan tomar más en serio lo que hacen en internet.
Y sin irnos
tan lejos, en México existe el caso que puede ser emblemático de la Presidencia
de la República poseedora formal de las cuentas oficiales de Twitter del Titular del Ejecutivo, su
staff, los Secretarios de Estado y las instituciones que éstos encabezan,
porque deberá resolver en breve qué hará con los perfiles correspondientes en
la transmisión del poder a la nueva administración federal.
En ese
sentido, resulta interesante observar que, a la fecha, continúen en línea
dentro de Twitter como una especie de
tuiteros “inmortales” con presencia verificada en dicha red social, los
perfiles oficiales de Francisco Blake Mora y Alonso Lujambio Irazábal, a pesar de que ambos exsecretarios de Estado fallecieron
en noviembre de 2011 y septiembre de 2012, respectivamente.
El mundo tangible de las redes sociales “oficiales”
Desde 2010,
el Gobierno Federal mexicano abrió cuentas de Twitter para instituciones, el Presidente de la República, su staff
y los miembros de su gabinete que tienen la característica de registrar tanto
en su biografía como en el avatar o fotografía, referencias de identidad de
funcionarios y organismos, además del indicador de autenticidad que proporciona
el microblogging, una marca azul del lado derecho del nombre de usuario donde
se informa que la cuenta con esa huella ha sido verificada.
Esta
iniciativa simbolizó en su momento el avance de la comunicación social mexicana
en la utilización de las tecnologías y plataformas más actuales, y sin duda fue
producto de una política aprobada en las más altas esferas del gobierno
mexicano que ha sido eficiente, puesto que ha colocado al presidente Felipe
Calderón Hinojosa (@FelipeCalderon)
en la lista de las personalidades internacionales con mayor visibilidad pública
en el mundo de las redes sociales e internet.
A través de
esas cuentas se ha informado a los mexicanos, a manera de plataformas de
difusión, de las actividades y posicionamientos del Gobierno Federal ante temas
de interés para el país, y ha quedado implícito desde un principio que la
utilización de las cuentas verificadas de funcionarios e instituciones son
legítimas ante la ley y a los ojos de los tuiteros de todo el mundo.
En este
marco, las cuentas de Francisco Blake Mora (@FBlakeM, dado
de alta el 16 de marzo de 2011) y Alonso Lujambio Irazábal (@LujambioAlonso, abierto el 23 de julio de 2010), forman
parte de este grupo de perfiles oficiales que todo el mundo reconoce, sin
embargo el tratamiento de ambos casos evidencia vacíos y desatención oficial de
sus propias políticas, puesto que ambos personajes dejaron, desde hace tiempo,
de formar parte del Gobierno Federal; el primero a causa de su fallecimiento y,
el segundo, por sustitución debido a motivos de salud.
Y si bien
tuvieron que pasar dos años desde que la Presidencia de la República tomó la
iniciativa del avance en la comunicación social hasta que se informara, el 5 de
octubre de 2012, a solicitud del Instituto Federal de Acceso a la Información y
la Protección de Datos (IFAI), sobre los protocolos de uso de Twitter para Instituciones y
Funcionarios del Gobierno Federal, es ilógico que los responsables de la
supervisión y operación del sistema tuitero oficial no actúen de manera
consecuente: si abrieron y oficializaron perfiles virtuales, por qué no se
cancelan en su momento, ¿acaso no están obligados a actualizar el estado de la comunicación
oficial de instituciones y funcionarios?, o ¿piensan que crear una presencia en
internet es un acto simple e intrascendente, una ilusión?
Los protocolos oficiales del uso de Twitter
en México
A raíz de
solicitudes ciudadanas que se hicieron llegar al Instituto Federal de Acceso a
la Información y Protección de Datos (IFAI), la Presidencia de la República
Mexicana dio conocer en octubre, a través de su Sistema de Internet, los
protocolos oficiales sobre uso de Twitter
para instituciones y funcionarios del Gobierno Federal.
En los
documentos se establecen los criterios para publicar un tweet, retuitear,
incorporar hashtag o menciones, la interacción en público y privado de los
funcionarios e instituciones, los tipos de perfiles y contenidos avalados y las
consideraciones sobre las informaciones publicadas en las cuentas oficiales.
Según el Protocolo de
Uso de Twitter para Funcionarios del Gobierno Federal,
en el bloque de “Alcances” dice que las cuentas se actualizarán:“a) Cuando se
sumen nuevas instituciones –y por lo tanto, funcionarios- a los alcances de
este protocolo; b) Cuando haya cambios de titulares.” Si bien, en el documento
no refiere los casos de muerte o renuncia a los cargos de funcionarios, está
implícito, en parte, el procedimiento para la sustitución de una cuenta oficial
frente a dichas situaciones.
Hasta ahí la
cosa podría ir bien, sin embargo, lo cierto es que aún hay muchos vacíos en las
definiciones del ejercicio de la comunicación social en redes sociales porque
no han reparado las siguientes cuestiones:
1.-La
definición de la propiedad de un perfil oficial. Cuando se da de alta una
cuenta, ¿quién es el sujeto propietario: la persona o el personaje, la abstracta
figura del secretario o el, por lo regular, individuo político que ocupa el
cargo?
2.-La gestión
permanente de la cuenta. En el caso de cambio o sustitución por cualquier razón
de la persona en turno en el cargo, ¿de quién son los seguidores de las cuentas
oficiales? Esto no es una cuestión menor, piense en el próximo cambio de
Presidente de la República: ¿@FelipeCalderon
deberá también trasladar sus seguidores a @EPN?, ¿la
inversión gubernamental de comunicación social en redes sociales a quién debe
beneficiar?, ¿a quién siguen los usuarios, a la persona o al personaje-funcionario-político?
3.-La
vigencia de las cuentas. ¿Se trata tan sólo de una “actualización” de la cuenta
oficial? o ¿es más conveniente la cancelación? En ese supuesto, ¿conviene sólo
desactivar oficialmente las cuentas reconocidas y verificadas por el Gobierno
Federal y Twitter de todos aquellos
que han dejado de ser funcionarios públicos?, ¿Actualizarán, desactivarán o
cancelarán las 22 cuentas tuiteras oficiales reconocidas en los protocolos
difundidos por la Presidencia?
¿Actualizar, desactivar,
cancelar las cuentas oficiales del Gobierno Federal o ser omisos?
Siempre en la vida hay múltiples caminos a seguir, pero para
el caso de las cuentas de Twitter oficiales
parece que existen cuatro posibles escenarios:
1.-Actualizar.
Ésta implicaría prácticamente un procedimiento de transpaso de perfiles, en el
cual se cambie el nombre de usuario y se conserven las biografías o títulos de
identidad, seguidores, menciones y mensajes que se emitan en la cuenta en tanto
ésta exista, ¿es eso lo que se debe entender por actualización como lo señalan
en los protocolos oficiales?
O bien, también podrían conservarse las cuentas tal como
están, bajo la administración de la
Presidencia y privando de las claves de acceso a los individuos que dejan los
cargos, ¿tiene sentido?
2.-Desactivar.
Casi todas la redes sociales del mundo determinan un procedimiento para que una
cuenta desaparezca o se evite sea visible dentro de sus sistemas. Twitter particularmente pone a
disposición de quien maneja un usuario la posibilidad de desactivar, que no cancelar,
un perfil, lo cual llevaría sólo a dejar de que sea público y, si alguien lo
decide y tramita puede volver a activarlo con las mismas características con
las que contaba cuando se decidió desactivar.
3.-Cancelar. El
camino más complicado porque requiere iniciar un procedimiento legal sobre
bases jurídicas previamente aceptadas en los contratos y términos y condiciones
de la red social que se trate, en este caso Twitter,
donde no existe esta figura como tal.
4.-Omitir. Un
escenario que implica desconocer protocolos y normas de uso de los recursos
públicos con los que cuentan las dependencias de gobierno. En éste los hoy
usuarios de las cuentas oficiales de Twitter
seguirán operando los perfiles con todos sus contenidos y, simplemente,
actualizarían sus biografías.
Sugiera el escenario que usted vislumbre. Hasta el momento hay
más preguntas que respuestas ante la problemática de la identidad y propiedad
de las cuentas oficiales, no sólo mexicanas, si no de todo el mundo. Pero en
México particularmente estamos ante la obligación de decidir al respecto,
porque una vez que se ha determinado establecer de manera formal la
autenticidad de una cuenta como parte de las plataformas de difusión y
comunicación de los gobiernos, éstas, sin duda, forman parte del inventario y
los activos de las instituciones públicas, tal como lo son las gacetas, sitios
web, sistemas de radio y televisión gubernamentales sostenidos con el erario
público. Veremos.
Sitios de consulta:
Protocolo de uso de Twitter para Instituciones del
Gobierno Federal, México.
Protocolo de uso de Twitter para Funcionarios del
Gobierno Federal, México.
Centro de Ayuda de
Twitter.
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