Legisladores on line

Imaginar que por fin los legisladores podrán mostrar su inteligencia, sus habilidades y su compromiso con la ciudadanía porque ahora poseerán un iPad, acceso a internet, pantallas táctiles en sus curules, monitores gigantes en el salón de sesiones, entre otros dispositivos tecnológicos, resulta tan fantasioso como pensar que con los autos nuevos y camionetas blindadas y último modelo que, por lo regular, los senadores y diputados compran cada año con cargo al erario, se mejoran las leyes y el ejercicio de la democracia.

Y es que si bien no se trata de restar importancia a la necesidad de introducir plataformas tecnológicas adecuadas para las tareas legislativas y cualquier otra labor humana, cuando se anuncia la compra de dispositivos electrónicos sin acompañarse de una serie de actividades educativas y de capacitación para los legisladores, deja mucho que desear la inversión tecnológica en los parlamentos, pues lo fundamental, el fondo, es, sin duda, que se cuente con representantes ciudadanos, asesores legislativos y militantes partidistas cada vez más preparados para fundar sus decisiones en la ética y el conocimiento profundo de los temas que tratan y su verdadero impacto en la sociedad.

En el mundo hay diversidad de acciones y  enfoques con los que los parlamentos y sus legisladores están asumiendo la necesidad de sumar a la labor legislativa tecnologías y mayor conocimiento. Por ejemplo, en Latinoamérica, en los últimos dos años, la Organización de Estados Americanos y el Banco Interamericano de Desarrollo han impulsado un programa de apoyo a los congresos de países como  Bolivia, Venezuela, Perú, Ecuador y Chile, para que cuenten con estándares para la organización y procesamiento de información legislativa y el intercambio de documentos. Se trata de crear bases de datos y sistemas de vinculación y consulta de información con otros poderes como el judicial y el ordenamiento de las leyes y dictámenes para que los legisladores adopten una dinámica que han llamado “del conocimiento a la acción”.

En España, por otro lado, se habla de otorgar un iPhone 4 a cada diputado del congreso y un iPad para cada eurodiputado del Parlamento europeo, aun cuando ninguno de los dos aparatos sirve para un uso profesional, como las laptops o notebook, pero la idea es proveer a los legisladores de un instrumento que les permita mayor rapidez en la producción y consulta de la información.

En México, se invertirán 120 millones de pesos para dotar al Congreso de dispositivos de alta tecnología en su trabajo cotidiano, pero el diputado federal Octavio Martínez Vargas, advirtió hace  unos días que  aunque internet es una herramienta que ha cobrado gran importancia en términos de comunicación e información, el 40 por ciento de los diputados no están capacitados para acceder a este tipo de tecnología. "Hay legisladoras y legisladores que vienen de zonas rurales y algunos de zonas urbanas, pero que su método ordinario de trabajo no les permite dedicar un tiempo para que se capaciten en cómo entrar a internet, cómo manejar una computadora, cómo consultar alguna página, cómo bajar información o cómo mandar información vía correo electrónico.“

Pero el retraso de los legisladores en el uso de equipos y aplicaciones tecnológicas no es una característica de los mexicanos, ya que si observamos a los congresistas que cuentan con un sitio web, veríamos que en España sólo poco más del 10 por ciento de 350 integrantes del parlamento tienen un sitio web;  en Italia el 17.9% de 630 legisladores; en Francia, de 577, el 38.4%.  En contraparte en países como Suiza y Reino Unido, más del 70% de los legisladores cuenta con una página electrónica y, en los Estados Unidos de Norteamérica, el 100% de los integrantes del Congreso tienen páginas y aprovechan los servicios de interacción tecnológica con los ciudadanos.

Al parecer, como en México, para el fortalecimiento de las tareas legislativas el dinero no es problema para los Parlamentos, pero habría que ver si el gasto necesariamente los conduce al mejoramiento. Habrá que ver en los próximos meses si los diputados y senadores, en pleno uso de sus nuevos dispositivos, cuentan con las aplicaciones necesarias para acceder a la información que requieren y estar en contacto con los ciudadanos en las redes, lo más seguro es que tengan que aprender a crackear, chatear, twittear, etcétera, por lo menos para justificar la posesión del iPhone 4 o la iPad.

Al final del día, los hombres y mujeres que atenderán o no su responsabilidad legislativa serán los mismos que hoy están en nuestros recintos legislativos y difícilmente su cultura e intenciones cambiarán, cuando mucho se hará más evidente el trabajo real que realizan y podrá confirmarse con datos almacenados digitalmente lo que deciden, quizá ese sea el verdadero valor de la introducción de nuevas tecnologías, claro está si después no se les ocurre clasificar como reservada la información correspondiente o proponer nuevas leyes que limiten el uso de las redes cuando ya la interacción ciudadana no les parezca.

Fuentes consultadas
http://www.hagamosquorum.org/index.php?option=com_content&view=article&id=324

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