¿Alejandría 2.0 en Internet?


POR HUGO MORENO

Si hacemos una pausa serena en el trajín cotidiano de nuestras actividades para dar un vistazo alrededor y ver qué está pasando con la ciencia y el conocimiento en términos de las personas: los científicos y su forma de comunicarse; no tardamos en descubrir que nunca antes en la historia de la humanidad ha habido tanto intercambio de información y conocimientos históricos y actualizados entre investigadores.

Y es que como actividad humana, la ciencia no escapa de la evolución de la comunicación que ha recorrido desde la tradición oral en la transmisión del conocimiento, pasando por la escritura, los manuscritos, el libro, internet y muchas otras tecnologías hasta llegar a las redes sociales, donde hoy es posible que más de 3 millones y medio de científicos de todas las disciplinas y países intercambien hipótesis, teorías, técnicas, métodos, colaboren en experimentos y proyectos de todo tipo y se vinculen entre sí, creando círculos de amistad, discusión académica e intercambios interinstitucionales, entre otras cosas, en la incansable búsqueda humana para observar, comprobar y explicar fenómenos de la naturaleza, sociales, políticos, económicos, culturales, etcétera.

Internet, con el advenimiento de las redes sociales, no sólo está derribando fronteras geográficas, también los muros de las universidades, centros de investigación, y ediciones de revistas y sitios web especializados creando condiciones para generar un repositorio más amplio y accesible para científicos nuevos y de reconocido prestigio, quienes pueden publicar por sí mismos sus investigaciones en el momento que así lo consideren conveniente, financiar sus proyectos, patentarlos y crear grupos de apoyo con sus pares y colegas de manera sencilla y eficiente.

Esto se puede constatar con facilidad en tres redes sociales fundadas particularmente para el desarrollo y difusión de la ciencia: Social Science Researh Network (SSRN), ResearchGate (RG) y RedCiencia (RC).

Por ejemplo, quien se registra a SSRN, fundada en 1994, puede integrarse a los trabajos colaborativos con más de 1.3 millones de investigadores que trabajan mediante redes de investigación especializadas en ciencias sociales. Ahí, se mueven y distribuyen resultados de investigaciones a través de documentos, resumidos y completos, presentados por estudiosos de todo el mundo.

En este tipo de plataformas sociales, los usuarios tienen a su disposición herramientas como el correo electrónico, chat, video conferencias, aplicaciones para la elaboración de documentos, gráficas, estadísticas, información sobre perfiles, grupos de trabajo, librerías virtuales, software de descarga, entre otras posibilidades que facilitan el trabajo, el contacto y la interacción entre los investigadores.

Cada investigación antes de su distribución se somete al arbitraje de calidad de las propias comunidades para dar mayor certeza y confianza de la validez del contenido y, en especial, se pugna por la protección a los derechos de autor.


Gregg Gordon, presidente de SSRN, ha informado que en el segundo semestre de 2012 se registraron más de 56 millones de descargas de documentos de texto completo y se mantiene una tasa mensual de 1 millón por mes, lo cual “evidencia el deseo de la comunidad para fortalecer la investigación del futuro y el valor de compartir ampliamente sus tesis, previo a su publicación formal”.

Gordon informó, mediante un comunicado a los usuarios de la red, que SSRN tiene, entre otras cosas, 430 mil resúmenes de ponencias y se han recibido 66 mil nuevas presentaciones en el último año e invitó a suscribirse a numerosas revistas gratuitas y de pago, que también están a disposición en esta web social.


ResearchGate, creada por el doctor Ijad Madisch, señala en su presentación que esta red social fue constituida para y por los científicos con la idea de que la ciencia puede hacer más cuando es impulsada por la colaboración. En ese sentido, “la rápida evolución de la tecnología ha abierto la puerta al cambio, ya que proporciona las herramientas adecuadas para facilitar la colaboración científica a escala global”.

En ResearchGate donde están registrados más de 2.1 millones de investigadores, sostienen que “la investigación no tiene por qué limitarse al laboratorio”, ya que mediante esta plataforma el científico puede presentar trabajos a sus pares, incrementar sus contactos y conectarse a la comunidad científica global al instante.

Con millones de publicaciones al alcance de los investigadores y mecanismos de contacto para la colaboración mediante grupos o de manera individual, RG lidera las comunidades científicas integradas en redes sociales.

Por su parte, RedCiencia es una plataforma de habla hispana, propiedad de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica de Chile, que reúne comunidades de América y parte de Europa. Al igual que SSRN y RG, cuenta con tecnología de redes sociales que facilita la colaboración entre los 6 mil usuarios registrados y ofrece la vinculación entre personas, empresas e instituciones, además de contar con ofertas laborales y líneas de financiamiento para proyectos de investigación.



En sus cartas credenciales, RedCiencia señala que ha tenido “excelentes resultados e innumerables casos de colaboración e interacción, lo que muestra que estamos por el camino correcto”, subraya.

Al parecer, sin ser su propósito explícito, las redes sociales de científicos se están convirtiendo en la Alejandría 2.0 que soñó el Imperio Griego, pues son ciudades virtuales del saber en el mundo global y no sólo están circulando trabajos de investigación, sino formas y apoyos para patentar sus teorías y descubrimientos, financiar investigaciones y fortalecer el conocimiento de investigadores que poseen maestrías y doctorados en numerosas universidades de prestigio en el mundo; quizá pronto también ayuden a estimular la incorporación de los jóvenes a estudios de posgrado.

Hace unos meses el portal de divulgación científica EarthSky1, informó que de acuerdo a una investigación apoyada por la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos, expertos aseguraron que si se almacenara toda la información que hay en el mundo en discos compactos y éstos se apilaran, llegarían más allá de la Luna. Lo seguro es que se quedaron cortos en su observación, pues con millones de investigadores compartiendo puntos de vista e interactuando, hasta la Nube podría saturarse de contenidos pronto.

Fuentes:
·         http://www.ssrn.com/
·         http://www.researchgate.net/
·         http://www.redciencia.cl/
·         (1) http://espanol.earthsky.org/la-humanidad/cuanta-informacion-existe-en-el-mundo

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